Bali, Indonesia a 23 de Junio de 2019 Hoy me tocó asistir a un recital sobre el Chakra del corazón y la relación que este tiene con EL PERDÓN, este fue impartido por un maestro de yoga con fama mundial, de tal forma que mi expectativa era bastante alta. Al salir me llevé algunos sentimientos encontrados, y es que a pesar de que la exposición fue bastante emotiva, terminó por ser lo mismo que cuando uno va a la iglesia y oye al padre decir que hay que perdonar y amar a todos solo porque nuestro señor Jesucristo lo manda… la emoción y el romanticismo hacen muy buen trabajo para volvernos receptivos y motivarnos al cambio, desgraciadamente para llevarlo de las buenas intenciones a la práctica también se requiere una dosis de ciencia y de método. Desde siempre se nos dice que hay que perdonar y amar, eso nadie lo cuestiona ya que nuestra consciencia universal nos lo dicta, lo que si vale la pena preguntarnos es si realmente entendemos lo que significan esos conceptos y sobre todo si sabemos cómo se aplican en la vida cotidiana, es aquí en donde todas las religiones y todos los gurús hasta ahora nos han fallado. Hoy con este escrito tengo la nada fácil y muy ambiciosa intención de desenmarañar antiguos conceptos yogicos que nos enseñan las verdades no tan evidentes sobre el perdón, esperando que al develarlos puedas incorporarlos a tu práctica diaria. Empecemos por definir PERDÓN, si nos vamos a las fuentes oficiales, encontramos que la REAL ACADEMIA lo define así: “Acción de perdonar, es decir, de remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa que el perjudicado por ello / Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda y obligación pendiente”. Si llevamos esta traducción a palabras llanas, podemos resumirlo en que perdonar significa “dejar pasar” o “dejar ir” alguna deuda contraída en el pasado (la deuda puede ser de tipo material o moral). Considero que este es una descripción en un lenguaje bastante más humano que lo que imaginaríamos cuando nos dicen cosas como “poner la otra mejilla”, partamos de aquí. Lo que cabe ahora preguntarnos es si sabemos hacer eso de “dejar ir, dejar pasar”, la psicología nos dice que no es tan fácil. Sin entrar en demasiados detalles (que dan para escribir otros tres artículos) podemos decir que la mente es como un sartén viejo… todo se le pega, cada cosa que te pasa se graba en tu subconsciente asociado a un objeto y una emoción. Si un compañero de trabajo te hace quedar en ridículo en una junta, tu sentimiento muy probablemente será en buena medida de ira, ese sentimiento se guardará en tu subconsciente junto con el rostro de tu colega, esto significa que cada vez que te comuniques con esa persona experimentarás nuevamente el mismo sentimiento (en mayor o menor intensidad dependiendo del contexto actual), y si la situación agravante es repetitiva, la intensidad del sentimiento incrementará cada vez. Vale la pena reiterar que este es un proceso 100% subconsciente, por lo cual no es posible evitarlo, si uno se hace consciente de la emoción se puede detener la reacción, pero no así el sentimiento. De esta primera “impresión” negativa, pueden desprenderse muchas otras. Imaginemos que otro compañero de trabajo te hace lo mismo… en esta ocasión la mente no solo grabará el rostro del agresor, sino que buscará asociarlo a un patrón (eso es lo que hace la mente, genera reglas generales para predecir el peligro y alejarte), buscará similitudes o coincidencias entre los dos agresores, y esas similitudes serán archivadas como fuentes de ira también. Si pudiéramos leer los mensajes grabados serían cosas como “los de finanzas me generan ira”, “los directores me generan ira”, “las juntas mensuales me generan ira”, etc. Esto aplica también para ti mismo, seguramente hay algo que haces que te irrita, quizá fumas y al final te sientes culpable, o a lo mejor cuando tomas te enojas contigo mismo en “la cruda”, o quizá reaccionaste de mala manera con alguien y eso te produce ira contra ti mismo. El efecto es el mismo, tu mente empieza a asociarte a ti mismo como una fuente de ira… esto al final se traduce en baja autoestima, una espiral por la que casi todos van transitando aun sin darse cuenta. En resumen, podemos decir que por más que nuestra mente consciente tenga las mejores intenciones de perdonar, nuestro subconsciente no va a estar dispuesto a hacerlo, esto explica la mayor parte de los trastornos de personalidad, los divorcios y las guerras del planeta. ¿Qué hacer entonces? Tenemos que en verdad aprender a perdonar… siendo más específicos NECESITAMOS UNA TÉCNICA PARA PERDONAR. Lo primero que tenemos que entender, es lo que implica el acto de perdonar. Perdonar todo indiscriminadamente solo porque si… es un territorio más de los santos que de los humanos. Perdonar humanamente requiere dos pasos previos: 1. ENTENDIMIENTO. Solo entendiendo por que la gente hace lo que hace, vas a ser capaz de perdonar. Ya que estamos entendiendo, lo primero en la lista es que ningún hecho de este mundo es aislado, toda acción humana se explica en otras acciones o circunstancias previas… quizá la frase “todo tiene una causa y un efecto” suena bastante obvia como para citarla, pero en la práctica es algo que siempre se nos olvida. Dicho esto, clarifico que el primer paso antes de perdonar es acostumbrarte a hacer el ejercicio mental de desmenuzar las causas que se conjugaron para que sucediera una acción, quizá para empezar lo más fácil sea practicarlo con las tuyas propias… te prometo que si haces un ejercicio concienzudo te vas a llevar muchas sorpresas. Ya que estas inmerso en este ejercicio de evidenciar las causas de tus acciones, quizá valga la pena un poco de ayuda científica, hablemos un poco de KARMA (te aconsejo leer mi artículo sobre KARMA para un mayor entendimiento) … En resumen, las leyes del karma nos dicen que:
Llevémoslo a la práctica, piensa en algo que hayas hecho de lo que no estés muy orgulloso ¿Qué te llevó a hacerlo?, si analizas bien, seguramente vas a encontrar que fue por una de dos cosas, tenías miedo de algo y te estabas auto-protegiendo, o estabas buscando satisfacer algún deseo egoísta, esto es tu karma actuando. Ahora pensemos que esa acción la llevaste a cabo varias veces, ¿mentiría si digo que cada vez que la repetiste fue más fácil hacerlo? ¿Quizá la palabra “automático” te suene adecuada? Cuando los karmas se repiten se vuelven cada vez más fuertes hasta convertirse en patrones de conducta, esto significa que la capacidad de decisión se restringe, y cada vez que se repite la misma situación se consideran menos alternativas de respuesta y la mente opta cada vez de forma más fácil por repetir el camino ya recorrido. Así es como se generan los vicios, el mejor ejemplo quizá sea el tabaco, cualquiera sabe sin duda alguna que todo en su consumo es dañino, si la mente fuera capaz de hacer un análisis concienzudo cada vez que se va a encender un cigarrillo, nadie fumaría, ¿Cómo se explica entonces? Por las leyes del karma. Bajo las premisas analizadas anteriormente, ya no te va a sonar tan raro si te digo que muchas de las cosas que hacemos en nuestro día a día NO TENEMOS OPCIÓN, y no es porque no exista otra opción, sino porque simplemente nuestra mente o no la sabe o no la ve. Cuando te das cuenta de esto, ya no puedes juzgar de la misma manera los actos propios y ajenos, es muy diferente pensar que alguien hace algo dañino porque quiere hacerlo (voluntad), que porque no tuvo otra alternativa más que hacerlo (karma). Te invito a hacer el ejercicio, inicia por ti mismo. Si te esfuerzas por descubrir la cadena de sucesos que llevó a cada una de tus acciones (especialmente las que no te gustan), te darás cuenta de que no consideraste todas las opciones, solo hiciste lo que estaba a tu alcance, lo que estabas programado para hacer por tu historia de vida… una vez que puedes ver esto en tus acciones, podrás empezar a verlo en las de los otros. 2. COMPASIÓN: Una vez que sabes que tus fallas y las de TODOS los demás son las mismas, estás listo para perdonar. El más grande error cognitivo que nos impide perdonar, es la visión dual que tenemos del comportamiento humano… “el bien y el mal”. Tendemos a pensar que el que hace algo “incorrecto” o dañino es malo, y el que recibe la agresión es bueno, esto es lo que nos enseñaron todas las películas y programas de TV que vimos de niños, lo que nos machacaron la iglesia y nuestros padres al enseñarnos moral; se nos ha programado para ver el mundo como “buenos y malos”. Si etiquetas a alguien como malo tu mente en automático lo asociara con todos esos reprobables que aparentemente hacían el mal solo por hacerlo, con Judas, Guasón, el lobo feroz, con Hitler, etc., una vez que esto pasa será imposible hacer un juicio objetivo ¿como hacerlo cuando pones a las personas en distintas alturas morales?, evaluarás a los demás desde una ilusoria superioridad y a ti mismo desde una dolorosa inferioridad. La compasión es saber que el que te ofendió hizo lo que estaba a su alcance de acuerdo a su historia de vida (karma), que no tenía a la mano otro curso de acción, que al hacer lo que hizo se estaba protegiendo de sus sufrimientos del pasado al igual que tú también te proteges de los tuyos, que al hacer algo que lastima a otros sufre al igual que tu sufres cuando haces algo “sin querer”, que lo mismo que tu, no entiende por qué hace lo que hace. Una vez que sabes esto ya no podrás ver las cosas igual, quizá sientas pena por la persona, pero ya no rencor, podrás decir que es ignorante o pusilánime, pero no malo, serás capaz de ponerlo a tu mismo nivel de imperfección, ESTO ES LA COMPASIÓN. Practica la compasión para ti mismo, después hazlo para los demás y serás libre. Verás todo con nuevos ojos, con frescura y ligereza, descubrirás lo que es el sentido del humor y la gracia, sonreirás genuinamente. 3. PERDÓN: Una vez que construyes tu entendimiento y eres capaz de sentir compasión, entonces perdonar sucede de forma natural.No hay nada más que hacer, ya eres capaz de dejar ir, dejar pasar… eres capaz de AMAR. CONTRA-INDICACIONES AL PERDÓN:
MANTRA PARA EL PERDÓN. Repetir este mantra te ayudará a ejercitarte en el entendimiento y la compasión: Mi pasado es solo una manifestación del mundo y la naturaleza, LO DEJO IR. Mi presente es la cristalización de todos mis karmas pasados, LO ACEPTO Y SIGO PRACTICANDO. Mi futuro será el resultado de los karmas que acontezcan hoy, SE LOS OFREZCO A DIOS. Namaste,
Bhanu K.N.
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